sabor a naranja

El sabor a naranja es uno de los más identificados del mundo. De hecho se ha importado a productos tan dispares como medicamentos e incluso al tabaco con sabor a naranja. Así que, si preguntamos a alguien “¿a qué saben las naranjas?”, la respuesta posiblemente será, simplemente, “a naranja”, pues nos resulta muy complicado definir este sabor de otra forma al tenerlo totalmente interiorizado. Pero, ¿y si os decimos que las naranjas saben a deporte, a agilidad mental o a cosas positivas? Al parecer los aromas alimentarios están asociados muchas veces al comportamiento y en este sentido las naranjas salen casi siempre ganando.

Un estudio publicado en 2012 y realizado por la Universidad de Wageningen concluyó que los compuestos aromáticos de los alimentos, incluso a escala muy pequeña y aparentemente imperceptible, podían influir en el estado de ánimo de quien los consumía. Para comprobarlo reunieron a 22 voluntarios a los que “sometieron” a todo tipo de olores. Lo primero, y no menos curioso, es que cuánto más intenso era el olor del alimento más pequeño era el bocado que los voluntarios daban a esa comida; y lo segundo, que es lo que más nos interesa desde Arare, es que algunos aromas eran capaces de despertar determinados pensamientos y sensaciones.

Concretamente el aroma de los cítricos (naranjas, limones, mandarinas) aumentaba la actividad física, acortaba el tiempo de respuesta de los participantes ante los test posteriores y reducía las emociones negativas. El de vainilla, por el contrario, retraía a los voluntarios, que se mostraban más introvertidos, y aumentaba sus sensaciones negativas. Esto ocurría con dos aromas que, a priori, son agradables (imaginad las sensaciones que evocaría un olor desagradable), y sirve para confirmar que los aromas alimentarios están asociados al comportamiento de cada individuo.

No sólo de aromas vive el hombre

Aunque muchas veces es el aroma lo que sin darnos cuenta despierta nuestro apetito, en muchas otras ocasiones comemos por los ojos y que incluso el tamaño, peso, forma y color de los cubiertos influyen en cómo percibimos los alimentos, pero ¿podemos también beber por los ojos? La respuesta es que sí. Según otro estudio, en este caso de la Universidad de Sevilla, el color del zumo de naranja influye en la percepción de su sabor. Si el zumo tienen un color más verdoso quien lo está bebiendo tiene la sensación de que es más ácido antes de probarlo, aunque esto no tiene porqué ser así. (Más información sobre cómo el color del zumo de naranja influye en la percepción del sabor de los consumidores, en este enlace).

Estos estudios vienen a confirmar, una vez más, la importancia de comprar siempre frutas y verduras de calidad con un sabor auténtico e intenso. El caso de las naranjas no es una excepción, ya que a veces, en el mercado, se encuentran naranjas a coste muy bajo pero que carecen de sabor.  Por eso es tan importante que los consumidores sepamos cuál es el origen de las naranjas que vamos a comprar y así constatar que tienen un sabor y aroma auténtico que deje satisfechos a todos nuestros sentidos.